miércoles, 6 de marzo de 2013

La ingenuidad, como un cervatillo tímido, se escapa si nota que la has visto

La primavera asoma la patita por la puerta de Brandeburgo y las calles se llenan de niños que vuelven a reír y a jugar al aire libre sin ese peligro tan incómodo de que sus pulmoncitos se queden helados en el parque de turno.

Lo celebraremos comprando golosinas y yendo al parque a jugar con ellos!



Les sucettes, de France Gall von PredicadorMalvado

Aquí una curiosa traducción encontrada por Internet...
A Annie le gustan los pirulís,
los pirulís de anís.
Los pirulís de anís
de Annie dan a sus besos sabor anisado.
Cuando el azúcar de cebada
perfumado al anís
corre por la garganta de Annie,
ella está en el Paraíso.
Por pocos peniques, Annie
consigue sus pirulís de anís.
Tienen el color de sus grandes ojos,
el color de los días felices.
A Annie le gustan los pirulís,
los pirulís de anís.
Los pirulís de anís
de Annie dan a sus besos sabor anisado.
Cuando sobre su lengua sólo queda el palito,
le falta tiempo
y vuelve al drugstore.
Por pocos peniques, Annie
consigue sus pirulís de anís.
Tienen el color de sus grandes ojos,
el color de los días felices.
Cuando el azucar de cebada
perfumado al anís
corre por la garganta de Annie,
ella está en el Paraíso.

Si alguno de ustedes no ha encontrado doble sentido a la canción, enhorabuena! Goza usted de una gran ingeniudad. Tanta como la de France Gall, que se enfadó muchísimo al enterarse del posible juego de palabras de la letra de su canción. Tanto que nunca jamás volvió a trabajar con Serge Gainsbourg.

Que cada uno disfrute de sus golosinas como buenamente pueda... ¡Feliz tarde en el parque!

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