domingo, 5 de agosto de 2012

Resaca de colores - a oscuras-

Tengo algo que no mucha gente tiene en Alemania. Tengo algo que se convierte en tesoro en forma de oscuridad los domingos por la mañana: persianas en mi habitación.

Es un tesoro que engaña. Un tesoro que me dibuja una resaca y me la hace sufrir. Un tesoro que me hace dormir borracheras durante horas y horas y levantarme muy muy muy perdida.

Me despierto con una suela de zapato en la boca que sabe a mezcla entre croissant de Bäckerei turca al que me invitó Urizen hace unas horas y el Ron Asmussen del Kaisers.
Busco mi suerte entre las sábanas, mi suerte en forma de botella de agua. Apoyo la cabeza en el otro extremo de la almohada. Pruebo bocabajo, eso siempre me funciona. Me muevo al otro lado de la cama. Las sábanas están de algún modo más frías a ese lado, eso me gusta. Dan la sensación de estar más limpias.
Y sigo ahí tumbada en la cama, sin objetivo vital -o habiéndolo olvidado- y solo pensando en maneras idiotas de llenar mi botella de agua sin salir de la habitación. Me duelen dos cosas. la cabeza y la memoria ante la posibilidad de haber olvidado momentos y conversaciones para recordar. O lo mismo no...

Esta canción siempre me recuerda a una resaca de ese tipo. Se alarga durante muchos minutos y se retuerce sin mucho orden racional. Y al final solo me queda el solo de guitarra perforadora en la cabeza. La canción tiene muchísima energía, pero ami me deja exahusta. Como una resaca psicodélica pero oscura en un domingo con persianas.

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