martes, 31 de julio de 2012

El gif del lunes martes


La Dirección, que solo existe a efectos ficticios por crear conflicto narrativo en esta entrada, me ha dado un toque por eso de que ya se me han pasado un par de lunes sin gif. Yo les he dicho que esto no lo mira nadie de todas maneras. Y me han mirado como si acabaran de verme dejar caer sus cepillos de dientes al water por accidente, y volver a colocarlos en su sitio sin decir nada. Cosa que puedo hacer porque, insisto, son gente imaginaria.

Pero es que eso es lo mejor de los gifs, cuando no te los esperas. Los gifs son imprevisibles como un ninja bien entrenado. Letales, como un ninja bien entrenado. Pueden hacer explotar tu cabeza a 3 metros de distancia, como un ninja bien entrenado. Y ahí acaban las semejanzas porque, amigos, los ninjas no existen. Y los gifs sí. BAM!






Celebremos que hemos sobrevivido a otro lunes, y que lo hemos hecho con la dignidad hercúlea de semidioses.




(El gif se titula 'No eres el padre'. Ahí es ná.)

viernes, 27 de julio de 2012

Felices Olimpiadas!

30° en la calle, 28° en una oficina no acondicionada para el verano, 17:53 horas de un viernes, humedad al 63%, todos se mueven lentamente, hablan incluso más despacio de lo normal, hoy el alemán es más fácil que nunca.
Pocos e-mails, teléfono que no suena, jefe al que se le cierran los ojillos detrás del monitor... Clarísimamente sólo hay una solución: Procrastinación Digital.
Y aquí ante ustedes, el resultado después de sólo unos minutos: Juguemos al deporte y demos la bienvenida a los Juegos Olímpicos que empiezan hoy!


Las féminas habrán de enjutarse un maillot con purpurina, cuanto más fluor sea el color, mejor, y los machos-alga tendrán que menear las mancuernas y sonreír con cara de capullos... cuanto más sudor en el pecho, más puntos repartirá el jurado.
Se valorarán la coreografía, la técnica y la motivación. Deseamos suerte a los participantes y que todo les salga de verdad de deporte.

martes, 24 de julio de 2012

Berlín es un pueblo o de cómo Peaches va a pedir una orden de alejamiento


Sí, amigos, a pesar de sus (más de) tres punto cinco millones de habitantes, en Berlín es fácil doblar una esquina y tropezarse con uno que te cae mal, o encontrarse a un amigo de la infancia al entrar en un metro a las 3 de la mañana, en una parada que no es la tuya, tras 12 años de incomunicación por divergencia vital (sobre todo ahora que media España entre los 18 y los 35 años vive aquí).

Para los que no la conozcan, Peaches es una artista más moderna que noviembre del año que viene. Aspecto de su personalidad que se manifiesta por el uso de keytars, flancos rapados y empastes de oro en combinación sinérgica.

Normalmente se dedica al electroclash, pero hace dos meses tuve el placer de ir con la plantilla del Pezón (ingenuos que hasta entonces no leían los links de los planes a los que les invito) a ver un montaje de Peaches de la ópera Orfeo. La culpa no fue de ella. La culpa fue del resto de participantes, que a pesar de hacerlo impeclablemente bien, claramente sufrían el Síndrome de "No Podemos Corregir A La Celebrity, Que Es La Que Nos Ha Traído A La Gente", combinado con que nadie se acordó de comentarle a Peaches que el personaje de Orfeo no era un gnomo con las axilas irritadas al que habían despedido del taller de Santa Claus por tomar demasiado azúcar.

A mí me siguió gustando, porque es más grande que un perrete chico. Pero es que luego me la encontré en la entrada de un concierto. Yo en plan: 'Sorry, are you Peaches?'. Y Peaches sigue andando porque ve signos claros de fan loco en mí. Sonríe y me pierdo en un mar de oro dental que me hace pensar en Mr T. 'Yes'. 'I saw you in Orfeo', le digo. 'Oh, did you like it?', me pregunta. Y yo le doy la mano. Hasta ahí, en esta historia soy un inofensivo señor con barba. 

Pero es que a las dos semanas una amiga mía, que trabaja en el mismo teatro de la ópera, me informa de que no podía ir a clase de pilates (esta actividad es mentira) porque se celebran los diez años del teatro y Peaches va a hacer un karaoke. Le digo de broma que le mande recuerdos, y ella va y lo hace. A Peaches le da sed, porque ante todo es un ser humano. Va al bar, le dice a mi amiga si le pone un vino. Mi amiga le dice que ya no pueden servir bebidas gratis y ella le pregunta si sabe quién es. Pero no en plan diva, sino porque mi amiga si no la conoces tiene pinta de confundir planos de realidad. 'Claro que sí', responde, 'es más, mi amigo Urizen te manda recuerdos'. A estas alturas, Peaches ya es un concepto en nuestra vida y, más que una persona, es una excusa para cantar como una soprano. O la usamos como unidad de medida de modernidad (esas gafas son 3 Peaches). Esto último también es mentira, pero voy a empezar a hacerlo porque me parece adecuado.

Así que el domingo pasado la misma amiga del bar, como broma, me regala un póster de Peaches. Luego, nos comemos todos una paella en una terraza por Hermannplatz y, entonces, entonces Peaches da la vuelta a la esquina. Como invocada por el poder superior que creó el socarrat y los calamares. Y yo, yo le pido un autógrafo y, obviamente, saco un póster de ella para que lo firme, como si lo llevara siempre encima.

Y es por eso que espero una orden de alejamiento de un momento a otro. Voy a venderla por Ebay y mi leyenda pasará de generación en generación de modernos, para siempre. Mi nombre será como ese tatuaje marinero oldschoolstyle que se arrugará y marchitará con el tiempo. Un nombre pronunciado con cuidado como el vaho que limpia unas gafas de pasta, susurrado como el clic secreto del obturador de una cámara vintage. Una gesta solo contada a medias, musitada a un oído con dilataciones por la brisa del tiempo. Una aventura perdida en un mar de camisetas llevadas irónicamante, para jamás penetrar en ningún gorro de lana, para nunca traspasar ni una sola de esas ceñidas mallas de estampado étnico, ni despeinar la punta más fina del más engominado de los bigotes. Y así, renaceré como un stalker accidental y, por la sacrosanta casualidad de estar en las esquinas adecuadas, alcanzaré la trascendencia.




"Urizen,

Stop fucking following me
XXX

Peaches"


lunes, 23 de julio de 2012

La familia bien?

Lunes agridurces que nos regala esta vida y su ritmo loco... un día estás en la Toscana Yugoslava ante un mar cristalino con un moreno espectacular -me refiero al bronceado-gamba que he cogido- y al día siguiente estás 8 horas delante de un ordenador que ni siquiera sabe hacer el ruidito de las olas...
Sin embargo miro nuestro futuro con optimismo y sonrío a la semana que entra.
Sonrían ustedes también, que la risa es la puerta del amor y la sonrisa de este perrete es una frikada enorme que espero no haga que nos cierren el Pezón.


PD: El GIF del lunes se traspasa a un día posterior a hoy, porque nuestro platelminto federado favorito está comprándose dientes de oro con el dinero que ha sacado de devolver botellas de Pfand.

viernes, 13 de julio de 2012

Fantasmas


 Todo el mundo tiene fantasmas. Y algunos no murieron realmente, sino que es probable que sigan bien vivos ahí afuera. Pero en nuestro interior no son más que fantasmas del pasado que pululan volubles por nuestro universo y se dejan ver de vez en cuando, devueltos a la vida por un olor, un sabor o una simple evocación espontánea.

 Algunos nos siguen causando demasiado dolor. Nunca aprendimos a domesticarlos y, aún ahora, debemos cargar con el terrible peso de su cadáver.

 Pero a otros supimos tratarlos mejor. Los dejamos acomodarse en nuestra vida y nos hicimos amigos de nuevo. Y aquí están, a veces dormidos y a veces más lúcidos de lo que quizás nunca llegaron a ser en vida. La cuestión es que aquí los tenemos. Para que nos hagan compañía. Para que nos recuerden que, de algún modo, todo valió la pena.

jueves, 12 de julio de 2012

Bebidas berlinesas VI

Continuamos con la saga de bebidas berlinesas, esta vez desde el Lejano Oriente, pero a la vez desde el cercano Neukölln, barrio moderno por excelencia, donde vive un servidor (mucho más moderno que Kreuzberg o Friedrichshain, digan lo que digan los modernos de sendos respectivos barrios).


¿Y qué es característico de Neukölln? Además de la modernidad intrínseca que lo caracteriza, pues los turcos en concreto, y los musulmanes en general. Con esta combinación, encontramos muchos lugares que, muy musulmanamente, no ofrecen bebidas alcohólicas, pero a cambio ofrecen un fascinante surtido de bebidas alternativas.

Pero dejémonos de rodeos y vayamos directos al Tamarido, y a nuestra bebida berlinesa, el Freez!





¿Pero qué es esto? Pues es una especie de zumo con algo de gas y bastante dulce, eso sí, no tan dulce como la bebida de nuestros amigos los coreanos de la última entrega de esta saga.

Esta vez la bebida viene del Libano. Existen muchos sabores de Freez, y seleccioné el tamarindo única y exclusivamente porque la botella era bonita. Tengo mucho trabajo por delante con tanta bebida! Un duro trabajo.... pero continuaré, solo por ustedes, mis fieles lectores.

miércoles, 11 de julio de 2012

Krautrock

Porque, aunque este día haya sido un miércoles casi soleado, sigue siendo lunes en mi corazón...
Les invito a montarse en mi coche y a conducir hasta un jueves que nos acerque al fin de semana que nos merecemos desde que salimos de la cama el lunes...
Les llevaré en un coche alemán y circularemos por autopistas alemanas de 4 carriles en cada sentido. Los bosques a los dos lados de la carretera serán hayedos y robledales, frondosos y de un verde muy oscuro.
En la radio del coche alemán sonará esta canción y recorreremos kilómetros y kilómetros de asfalto a 210km/hora sin que nos cueste trabajo.
Avanzaremos a ritmo progresivo -pero constante- de sintetizador psicodélico y minimalismo electrónico. Disfruten del trayecto.


lunes, 9 de julio de 2012

El gif del lunes

¿Pero qué ha pasado? ¿Dónde está el fin de semana?!?



Maldisión... esta semana no puede acabar bien...


domingo, 8 de julio de 2012

Una parte de ti


Mishima - Només era una part de tu from XaviTorrent on Vimeo.

Solo era una parte de ti
Solo era una parte de ti
Solo era una parte de ti que has perdido
Y es verdad, será por eso
que la echas de menos
La echas de menos
como el que se ha quedado manco
La echas de menos
como el que se ha quedado inválido
Pero solo era una parte de ti
Solo era una parte de ti
Y es verdad, será por eso
que la echas de menos
La echas de menos
como el que ahora está ciego y debe recordar
la luz, las caras y los colores

Pero solo era una parte de ti
Solo era una parte de ti
Pero hace tanto y duele tanto
que quizás no fuese una parte
Y quizás también se fue
con ella el resto de tu ser
Quizás ella también eras tú
Quizás ella también eras tú
Y no solo era una parte de ti
No solo era una parte de ti
No solo era una parte
Ella eras tú
Ella eras tú
...
Letra y música: David Carabén
Traducción: S

miércoles, 4 de julio de 2012

El papel higiénico

 No soy una persona ordenada. Nunca lo fui. Al abandonar el nido materno hace ya la friolera de nueve años, inicié mi andadura en el mundo de los pisos compartidos y tuve que enfrentarme de inmediato a esa penosa constatación. Aunque quiero pensar que he mejorado un poco con los años, hace ya tiempo que acepté mi perpetua condición de elemento caótico de las casas en las que me tocaba vivir.

 Y, sin embargo, ahora la situación ha cambiado. Porque, cuando un día te despistas y acabas viviendo con dos mujercitas de 19 años cuya máxima preocupación vital es que nunca se acaben las reservas de alcohol, tu vida da un giro de 180 grados y te conviertes de repente en todo lo que nunca fuiste, aunque solo sea por agravio comparativo. Así pues, ahora soy la vieja, la aburrida, la rancia que pide que se baje la música un lunes a las dos de la madrugada y que deja de hacer otras cosas más interesantes para que el fregadero se vacíe de vez en cuando. Sí, ahora soy nada más y nada menos que la persona ordenada de la casa.

 Después de un tiempo viviendo juntas, creo que hemos logrado cierto equilibrio. Todo está más limpito (entiéndase “menos sucio”), más ordenadito, más habitable. Pero, por algún extraño motivo, tenemos un punto negro: mis niñas nunca compran papel higiénico cuando les toca. El lunes, se acaba el último rollo y nos pasamos a los kleenex. El martes no cambia nada porque salen a la calle y se les olvida lo del papel. Y yo me niego a ir a comprarlo. No me toca. Que vayan ellas.

 Llega el miércoles y nos quedamos sin kleenex. Llevo toda la mañana haciendo ver que no necesito ir al baño. Mi estómago se queja, pero aguanto, no se sabe muy bien con qué objetivo. La cuestión es que yo no voy a ir a comprar nada. Porque no me toca. Porque no me da la gana. Pero, cuando tu compañera de piso más madrugadora se levanta a mediodía con cara de gin-tonic y te dice “¡Aaaaay, no hay papel!” antes de arrastrarse nuevamente hasta la cama, te das cuenta de que debes claudicar.

 Vale, ya voy yo. Me quito el uniforme de teletrabajadora (chándal o pijama, según el nivel de pereza del día) y me visto como una persona normal. Salgo a la calle y pongo rumbo al Niedrig Preis más cercano. A mitad de camino, me doy cuenta de que quizás sí necesito ir al baño, pero decido ignorar esa certeza. Llego al súper y me lo han cambiado todo de sitio. Me pongo un poco nerviosa porque, en efecto, la cosa es urgente. Por fin encuentro la sección de papel y aplico el principio de siempre: mis compis no son santo de mi devoción, pero tampoco quiero que se lijen el culo; así pues, no voy a coger el papel más barato; voy a coger el segundo más barato. A estas alturas, el grado de sufrimiento físico es ya considerable. Hay cola, como siempre, e intento encontrar un poco de paz pensando en cualquier otra cosa. Consigo pagar, por fin, y salgo corriendo hacia mi casa. Nunca me había parecido tan largo ese camino, pero logro llegar a tiempo. Abro la puerta, dejo el bolso y las llaves tirados en mitad del pasillo y me meto en el baño. Y ya está. Nirvana.

 Esa es la historia de siempre y, por lo menos, tiene final feliz. Pero a veces la cosa puede ser incluso mejor. Pasada la emoción inicial del momento, le echo una ojeada al papel que he comprado. La verdad es que no es malo, no entiendo muy bien por qué era el segundo más barato. Me fijo un poco y entonces me doy cuenta: el espíritu del ahorro me ha llevado casualmente a comprar el papel higiénico de la Eurocopa.

Los que crean en la futurología, verán incluso a Silva marcando el primero de cabeza

 Resulta que en Alemania no solo se venden las patatas fritas o las cervezas de la Eurocopa. Aquí a alguien se le ocurrió que también se podían comercializar rollos de papel higiénico con motivos futbolísticos y aroma de césped. Porque sí, amigos, este papel no huele a rosas ni a sándalo. Este papel huele a césped, huele a gol de Torres. Y, después del estrepitoso fracaso teutón, ahora es muchísimo más económico y al Niedrig Preis le quedan stocks para rato. Por fin tenemos en casa un papel de calidad. Y, además, ahora al salir del baño mis compañeras de piso siempre gritan “¡Viva España!”, y nos reímos todas un rato.

martes, 3 de julio de 2012

Elegimos Alemania por el clima

Nos disponemos a entrar en Julio disfrutando de este pseudo-verano Berlinés y no cesando en nuestro empeño de buscar el sol en la web de la esperanza www.wetter.com (página alemana con los pronósticos del tiempo que todos los lunes anuncia sol para el fin de semana como medida aprobada por el gobierno alemán para fomentar el contento general de la población).

Por eso uno tiende a que acordarse en estas fechas de aquellas verbenas españolas y fiestas del pueblo con tenderetes de chuches, turrones, y altramuces...
Se ve que todos estos años de ocupación en Mallorca han servido a los alemanes para aprender a disfrutar de estas verbenas y para aprender que las manchas de grasa que se quedan en la sarten después de hacer paella tienen cierto parecido a las pesadillas de nuestra última gripe.

O eso o este anuncio de televisón del año 1992 fue una excusa para mandar a toda la familia del productor a Mallorca a ponerse como el Kiko. Quisiera encontrar yo el Making-Of...